Algunos alcohólicos tocan fondo cuando desarrollan una enfermedad que amenaza sus vidas. Otros tocan fondo al ser rechazados por sus familias o perder sus empleos. Un alcohólico ha de hundirse hasta un punto tan bajo, tan profundo en la cuneta, tan insoportablemente doloroso que al final fuerce su negación.
El dolor de tocar fondo es intolerable. Hace que un alcohólico vea todo lo profundamente que ha llegado a hundirse. Este dolor le permite ir más allá de su rechazo. Es una elección cruda y simple: cambia de vida o muere. Sólo entonces está preparado un alcohólico pata emprender el viaje hacia la recuperación.
Los beneficios hacen que los traders se sientan poderosos y les colocan en un elevado plano emocional. Entonces intentan renovar esa emoción, asumen transacciones arriesgadas y han de devolver sus ganancias. La mayoría de traders no pueden soportar el dolor de una racha de pérdidas severas. Tras tocar fondo, son desplumados por el mercado y mueren en tanto que traders. Los pocos que sobreviven se dan cuenta de que el problema no está en los métodos, está en sus mentes. Éstos pueden cambiar y llegar a ser traders exitosos.
Fuente:Alexander Elder, “Vivir del Trading”; Ed. Alor Editions; Barcelona, España; p. 44 – 45.
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