Estos procesos fueron creados por George Lane hace muchos años, pero en años recientes los mercados financieros se han fijado en ellos. Se basan en la observación de que si los precios se incrementan, los precios de cierre tienden a estar más cercanos del extremo superior del rango de precios. Inversamente, en tendencias a la baja, los precios de cierre tienden a estar más cerca del extremo inferior del rango de precios. Se utilizan dos líneas en el proceso estocástico: la línea % K y la línea % D. La línea % D es la más importante ya que es la que proporciona las principales señales. Lo que intentan es determinar donde está la relación entre los precios de cierre más recientes y el rango de precios para un periodo de tiempo seleccionado. Lo más común es que este oscilador utilice un periodo de cinco días.
La fórmula simplemente se mide sobre una base porcentual de 0 a 100,
donde el precio de cierre está en relación con el rango total de precios para
cierto número de días. Una lectura muy alta (arriba de 70) pondrá al precio de
cierre cerca de la porción superior del rango, mientras que una lectura baja
(inferior a 30) se acercaría a la base del rango. La segunda línea % D es una
versión suavizada de la línea de % K. Ambas líneas oscilan entre una escala
vertical de 0 a 100.
La línea K es una línea sólida, mientras que la línea D es una línea entrecortada. La señal principal para observar una divergencia entre la línea D y el precio es cuando la línea D está en una área de sobre compra o de sobre venta.
Las zonas extremas inferior y superior, están en los mismos valores de 70 y 30 que se utilizan en el oscilador de RSI. El oscilador estocástico puede utilizarse sobre gráficas semanales o si se desea una perspectiva a más largo plazo, entonces las gráficas podrían ser mensuales. El Dr. Lane recomienda graficar un oscilador semanal para ayudar a determinar la tendencia imperante en el mercado. También se usa con efectividad en gráfica de un sólo día para negociaciones de corto plazo.
Fuente:¿Qué es la Ingeniería Financiera?, Lectura 2, p. 17 – 18.
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