El arbitraje se define como un esfuerzo para obtener un beneficio económico sin riesgo y sin inversión, por actividades simultáneas en diferentes mercados. A esto se le llama arbitraje puro o arbitraje académico. En la realidad, el arbitraje casi siempre lleva riesgo y al menos una pequeña inversión.
Las primeras formas de arbitraje fueron arbitraje a través del espacio,
llamado arbitraje espacial o arbitraje geográfico, y arbitraje a través del
tiempo, llamado arbitraje temporal. El arbitraje espacial, implica vender un
activo en un lugar donde hay dinero para comprarlo, y simultáneamente, comprar
el mismo activo en un sitio donde existe relativa abundancia por lo que es
barato. Los fondos obtenidos de la venta del activo en el mercado rico, son
utilizados para la compra del mismo en el mercado abundante y barato. En
teoría, como las dos operaciones, compraventa del activo se realizan
simultáneamente, la operación es sin riesgo, aunque rara vez realmente son
operaciones simultáneas, lo cual lleva un riesgo. Las ganancias obtenidas por
el diferencial de precio, deberán cubrir costos de transportación y de administración
en toda la operación.
En el arbitraje temporal, las condiciones son exactamente las mismas, excepto que primero se compra el activo, y después existe un compromiso de venta del activo en el futuro. Este tipo de arbitraje es muy común en contratos adelantados, donde la ganancia obtenida debe ser suficiente, no sólo para cubrir los costos de almacenamiento, sino el interés que se está generando al comprar el activo y almacenarlos. Estos costos son llamados costos de acarreo. Si estos costos de acarreo son menores que la ganancia esperada por la diferencia de precios en la compraventa, será conveniente realizar el arbitraje. Es muy común encontrar en la práctica del arbitraje una mezcla de ambos tipos, e incluso una mezcla de varias monedas en la transacción.
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