Precio de apertura

 


El precio con el que una acción cierra al término de una jornada normal en el mercado de valores no necesariamente coincide con el que puede tener al día siguiente cuando se reinician las transacciones bursátiles. Los factores que pueden incidir en el cambio de percepción del valor de una acción de un día para otro son varios.

Cabe la posibilidad que una acción cierre en el mercado de valores de Estados Unidos a US$15 y al día siguiente abra a US$16 1/2, por la simple razón de que también sea objeto de transacciones en otras bolsas que, por la diferencia de hora, inician su jornada más temprano. Tal es el caso típico de Europa y Asia. Resultado: cuando esa acción comienza a comprarse y venderse en Nueva York, su valor ya puede haber subido o bajado.

Las noticias que tienen efecto antes del inicio o después de concluida una jornada en la bolsa son determinantes. Por ejemplo, una compañía puede anunciar tras el cierre del mercado ganancias superiores a las previstas por los expertos y al día siguiente el precio de esa acción abrirá sin lugar a dudas en alza. Si por el contrario da a conocer pérdidas, el efecto será el opuesto.

El mecanismo que condiciona el precio de apertura de una acción varía de una bolsa a otra. En la New York Stock Exchange (NYSE) y en la American Stock Exchange (ASE), se supone que los especialistas determinen el precio de apertura a partir de las órdenes de compra y venta abiertas (por ejecutar) en sus libros. Un precio razonable sería aquel que permita ejecutar el mayor número posible de órdenes.

Sin embargo, en NASDAQ el procedimiento es diferente, y descansa por entero en la decisión de los llamados market makers o dealers de acciones, que compiten entre sí. Cada uno de ellos fija preliminarmente un precio mínimo de venta (ask) y un máximo de compra (bid) para la acción. El criterio de esta evaluación responde al interés que en ese momento tiene cada cual en vender o comprar tal acción, y también a su percepción de valor de ese título comparado con otros en el mercado. Una vez revisadas estas propuestas nuevamente, las transacciones comienzan a la mejor combinación que resulte de bid y ask.

Ello explica por qué a veces puede apreciarse una diferencia notable entre el precio de cierre de una acción y el de apertura al día siguiente, sobre todo si alguna noticia contribuye a que cambie bruscamente la percepción de su valor, ya sea para bien o para mal. De aquí también se desprende el peligro de dejar abierta una orden a precio de mercado de un día para otro y sin mirar las noticias, ya que uno puede desayunarse con la mala nueva de que la acción que pensábamos comprar a US$50 tal vez nos haya costado mucho más, o la que pensábamos vender a US$10 nos haya rendido la mitad.

Fuente:
Introducción a las Finanzas y Mercados Financieros, p. 14 – 15.

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