¿Cuándo vender?

 

Mientras más información posea el inversionista sobre una acción, en mejores condiciones se hallará para tomar la decisión de vender o no vender. Algunos consideran que se trata de una ciencia, aunque otros admiten que en esta decisión hay implícito también un arte, o lo que muchos llamarían "olfato".

Desafortunadamente hay personas que se sienten tentadas a vender una acción movidas por el pánico. Y esta es una de las primeras máximas: nunca venda dejándose dominar por el miedo. Quienes reaccionan así venden en cuanto la acción empieza a descender o cuando el mercado en pleno lo hace. O sea, venden guiados por la emoción más que por la razón. Y ese es precisamente el impulso que han aprendido a refrenar los inversionistas exitosos.

En primer lugar hay que crearse una disciplina para vender, saber cuándo debe hacerse y cuándo es recomendable, conservar una posición o todo caso lo inverso a vender: comprar.

Algunos inversionistas suelen comprar cuando una acción vale $5 y venden, digamos, cuando vale $10. Se aprovechan del pánico de un mercado en declive, para beneficiarse luego de una posterior alza. Otros en cambio, aprovechan el momentum de una acción, cuando su tendencia es al alza para sacar poco después provecho a esa subida de precio. Todo depende de los riesgos que usted esté dispuesto a correr, y en cuál situación se siente más cómodo.

Con todo, hay algunas señales que deben tenerse muy en cuenta como avisos de que el valor de una acción puede variar bruscamente:

  • Un cambio de dirección o gerencia en la compañía.
  • La entrada al mercado de un nuevo y fuerte competidor.
  • La venta de cantidades considerables de la acción por parte de altos ejecutivos de la compañía (en inglés denominados insiders).
  • El aumento en el volumen de la compra – venta de la acción. Cuando una gran cantidad de acciones cambian de manos, por encima del volumen promedio, puede ser una señal de que se va a producir, si no se ha producido ya, un movimiento en el precio.
  • La fusión o adquisición de otra firma por la compañía (la erogación de una fuerte suma, a veces miles de millones de dólares, puede hacer bajar bruscamente el precio de sus acciones).

Definitivamente considere vender sus acciones si la compañía viene acumulando de manera sistemática deudas sin que ello se traduzca en visibles beneficios de crecimiento y expansión, y si de alguna manera usted percibe que su desempeño y rendimientos se han quedado rezagados en comparación con otros competidores dentro de la industria.

Nunca venda porque alguien le diga que debe hacerlo o porque la compañía de la cual usted es accionista anuncie alguna mala noticia. Cerciórese primero de que no se trata de un hecho con implicaciones a largo plazo, cuyos efectos negativos pueden ser sólo pasajeros.

Fuente:
Introducción a las Finanzas y Mercados Financieros, p. 13 – 14.


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