Ask, bid y margen

 

Cuando uno acude al mercado de valores, los agentes de bolsa siempre están prestos a venderle una acción por el precio mínimo de venta en el mercado en ese momento (ask), o en caso contrario, si usted la posee y quiere venderla, a adquirirla por el precio máximo de compra en ese instante (bid). La diferencia que existe entre un precio y el otro, o lo que es lo mismo, entre el bid y el ask, es lo que se conoce como el spread, que equivale a un margen que normalmente opera a favor del agente bursátil.

De modo que en el mercado de valores los llamados market makers o los especialistas pueden comprar las acciones del público al precio que marca en ese momento el bid, y venderlas al precio que marca el ask. Como lo lógico es que estos agentes no sean inversionistas a largo plazo, gran parte de sus ingresos provienen precisamente del spread que deducen en cada transacción. No obstante, algunos brokers o corredores consiguen favorecer al cliente facilitándole comprar o vender a mejor precio.

La primera posibilidad ventajosa para el inversionista se da, por ejemplo, cuando éste pone con su broker una orden de compra a precio de mercado (market order) que es ejecutada a un precio inferior al ask; la segunda ocurre cuando una orden límite de compra finalmente logra ser ejecutada a un precio por debajo del tope indicado por el comprador. Existe además una tercera variante, que es cuando por razones que escapan tanto a la voluntad del broker como del comprador, el mercado se mueve en una dirección que favorece a este último durante el lapso que demora la orden en ser ejecutada.

El margen o spread tiende a ser más estrecho (alrededor de 1/8 de punto) en las acciones que experimentan un gran volumen de transacciones, mientras que en las que no son objeto de fuerte compra/venta el spread puede llegar a ser mucho mayor. Para hacerse una idea de lo que éste puede significar, en una transacción de 2,000 acciones, un spread de 1/8 equivale a una diferencia de $250. De ahí que para quienes acostumbran a comprar o vender un número considerable de acciones, una pequeña diferencia en el margen se traduzca en una cantidad apreciable de dinero.

En la práctica hay excepciones, pero teóricamente hablando cuando se le sitúa una orden de compra o venta a un broker, éste debe tratar de hallar el mejor precio de ejecución posible en favor del cliente. Sin embargo, en la realidad algunos de ellos se limitan a trasladar esa orden a otra firma que se encarga de ejecutarla, la cual por el privilegio de manejar la transacción paga una pequeña comisión al broker originario (normalmente entre 3 y 6 centavos por acción). Cuando este es el caso, no se puede esperar que el corredor que realiza la compra o la venta agote todos los recursos en busca de un mejor precio para el cliente.

Fuente:
Introducción a las Finanzas y Mercados Financieros, p. 18.

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